(Blog) Mujeres vejadas
Son tan amplias las posibilidades de maltrato de género que no sé por dónde empezar. Para personas como yo, con personalidad algo impulsiva (mucho mejor ahora gracias a la medicación), con predisposición a experimentar y con baja autoestima (mejorable muy a largo plazo con terapias), si le sumamos la crisis laboral y de valores que sufre nuestra sociedad, es fácil encontrarse con situaciones donde vas a sufrir violencia de género.
Escrito por: Lidia Fuentes
He vivido situaciones de ésta índole de mil colores: por parte de padres y hermanos, por parte de una pareja que duró bastantes años y con quien tuve un hijo, por parte de supuestos locales de "salud" donde pretenden que ofrezcas servicios sexuales y donde lo peor no es sólo el sexo por obligación sino la vejación constante a través de gestos, palabras y acciones hacia la persona, tal como si fueras un ser abominable y sin derecho alguno a nada, etc.
Cada vez que vivo una nueva situación de maltrato pienso que tengo la culpa por dar con esa situación o meterme en ella, debido a mi conciencia de enfermedad. Pero luego te das cuenta de que nadie sufriría eso si las cosas se hicieran bien, si no viviéramos en una jungla llamada ciudad. Sin embargo, hemos de aprender a lidiar con ello, a jugar en el juego que nos toca vivir, saliendo lo menos malparados posible.
Debemos pensar: "He tenido un bache, pero se me pasará. Lo importante es que me doy cuenta rápido de que estoy siendo vejada, y no lo permito. Las huellas que deja el maltrato de género son profundas, pero no llegan a cambiar mi esencia. Lucharé en juicios y en cualquier situación que me haga daño a mi o a mi hijo. No tengo mucho dinero ni apoyo familiar, pero eso no va a permitir que la injusticia se apodere de mi vida. Al menos no voy a perder la fe. Algún día tendré a mi lado a mi hijo, y algún día todas las mujeres del mundo decidirán, como yo hice, poner freno al maltrato".